16 Nov

Equipo Editorial

Existe una tradición o historia de la enseñanza de la arquitectura en México que puede rastrearse gracias a la perspectiva que da el tiempo, sin embargo, podemos afirmar casi sin temor a equivocarnos que ésta se ha llevado a cabo a partir del repaso de una especie de registro o catalogación de sucesos y objetos arquitectónicos anexos en una línea de tiempo, pero con muy pocos estudios de interpretación de los contextos sociales que hicieron la función de estímulos para el diseño de dichos objetos. 

Los docentes intuitivamente transmiten esta forma de operar el conocimiento combinado entre la historia y la teoría, sin embargo, siguiendo a Ronald Bradbury (1934), la historia puede ser entendida como la consciencia de un lenguaje, una técnica constructiva y estética en acotaciones de tiempo.  Pero la teoría, como el análisis filosófico de esta consciencia requieren de un entendimiento más profundo.

Aun así, resultarían estos estudios sobrados para identificar que el panorama actual no es igual al que se presenta en estos registros, y al revisar los objetivos de todos los planes de estudio de las universidades más importantes de arquitectura en México, encontramos una fuerte contradicción. Todas proponen elevar la arquitectura a un nivel de gran importancia social, sin embargo, culturalmente esto no sucede, ya que desde la dinámica interna no se fomenta dicho eje, lo que genera que la arquitectura no se proyecte en la cultura, y la sociedad no sea entendida como estímulo para el ejercicio profesional de los arquitectos, que siguen trabajando bajo los mismos paradigmas que aprendieron en las aulas memorizando la historia de la disciplina y teorizando poco sobre su actuar. 

Es aquí donde debemos remarcar la importancia del trabajo de la Revista AGENCIA, pues, aunque los conocimientos adquiridos en las facultades de arquitectura no son pocos ni inválidos, siempre son incompletos e insuficientes al confrontarlos con una realidad nacional, pues carecen de una visión reflexiva del hacer arquitectura, con todas sus implicaciones en el pasado, el presente y el futuro, y de las intenciones que rigen las decisiones tomadas desde la pre-visualización, concepción y ejecución del espacio habitable en México.

El origen de este problema no menor está justo en la formación misma. El siguiente articulo explora diversos escenarios familiares, pero poco compartidos, y propone alternativas viables.



Autodefinición por J.R. Utzon

En los últimos 10 años, se atestiguaron evidentes cambios en todos los ámbitos de la sociedad y áreas de conocimiento, lo que invalida un mantenimiento de los programas educativos técnicamente idénticos desde décadas atrás. El problema se agranda en el sentido de que los alumnos egresados y confrontados con el ejercicio profesional, no son coherentes con las limitaciones o las habilidades necesarias para entender su propio medio, o para enfrentarse y adaptarse a él. Se mantienen de una manera muy subjetiva y pasiva en un nivel que quizá no lleguen a superar, no solamente en cuestiones técnicas, sino con un pensamiento que difiere de la realidad, de los contextos sobre los que van a desarrollarse.

Una razón importante de este estancamiento e incongruencia entre aprendizajes y realidades es el hecho de que la enseñanza de la arquitectura no ha cambiado en cuanto a la relación entre maestro y alumno en décadas. Es decir; se plantea que el docente mantenga una posición vertical hegemónica con muy poca negociación, y él alumno como oyente de actitud reservada, anexo a esto, existe una resistencia del cuerpo académico para abandonar este esquema de enseñanza, el cual se está viendo rebasado por el cambio de las prioridades sociales.

Estas dinámicas han favorecido recientemente una percepción errónea por parte del estudiantado en su rol como alumnos (principalmente en universidades privadas). Cierto es que tienen el derecho como alumnos de ser escuchados y guiados, pero a su vez teniendo en consideración que se encuentra en una etapa formativa profesional en la cual no pueden exigir una posición de mando por el hecho de pagar una colegiatura.

Ante este hecho, varias instituciones han optado por no cambiar el plan de estudios a un nivel más exigente por el temor a perder su número de estudiantes, dejando en una posición precaria a los profesores, pues por un lado se ven imposibilitados para buscar mejoras en su libre cátedra y empujados a una resignación para evitar confrontaciones que perjudiquen sus intereses laborales y personales, lo que es totalmente contradictorio a los principios y objetivos ofrecidos por estas universidades en sus cartas constitutivas.  Consecuentemente los perfiles de ingreso y egreso terminan siendo diferentes a los deseados y demandados por la sociedad.  Por este hecho decidimos revisar los planes de estudio de diferentes universidades en relación a la enseñanza de tecnología y teoría. En esta primera parte nos concentraremos en el problema de la teoría.

1.Universidad Nacional Autónoma de México. UNAM

La enseñanza de la teoría en los Planes de estudio de la UNAM del 2017 es parte de las etapas de Desarrollo y Etapas de profundización. Este plan de estudios indica los siguiente: “Esta área es la responsable de proporcionar al alumno las herramientas para la acción reflexiva y crítica del quehacer arquitectónico en su desarrollo histórico y teórico, mediante un enfoque sistémico y la aplicación de métodos de investigación arquitectónica y de sus principios, valores y trascendencia social. La reflexión teórica sobre el hacer arquitectónico plantea una serie de posturas alrededor de la disciplina, implicando la construcción de herramientas de crítica y pensamiento sobre las diferentes maneras de entender y construir la arquitectura desde el principio de la formación hasta el final a través de las Líneas de Interés Profesional. ” (1)


Enfoques (Plan de Estudios UNAM)

• Formativo, que promueva el autoaprendizaje y la reflexión crítica hacia el objeto arquitectónico para valorar su producción en un contexto cultural determinado. 

• Analítico y creativo de la producción arquitectónica a partir de factores económicos, sociales, políticos, ideológicos, éticos, estéticos, científicos y técnicos. 

• Multi, inter y transdisciplinario, que aclare la interdependencia entre las áreas y su vinculación con el Taller Integral de Arquitectura y con la Extensión Universitaria. 

• Integrador de los conocimientos teóricos en la actividad del proyecto como núcleo curricular de la licenciatura y que considere el hecho arquitectónico como parte de la historia social en la ciencia histórica. 

• Enfoque sistémico que vincula a la investigación con los avances científicos y visualiza el objeto de estudio del Taller Integral de Arquitectura, desde diversos ángulos o perspectivas para la resolución del ejercicio planteado. 

• Reflexivo, que esclarezca las diferentes tendencias que se han dado a través de la historia, a fin de ubicar con claridad los modelos teóricos actuales. 

• Desarrollo conjunto de un entorno de tendencia multimedia con docentes y alumnos para el esclarecimiento cognitivo, la discusión colaborativa, la práctica y la evaluación. (2)

Estos objetivos serian ideales si se mantuviera esta perspectiva.  El problema es que, al revisar los programas de cada materia, se ve que el enfoque dirigido hacia validar el proyecto arquitectónico, sin un mayor énfasis en el argumento teórico para promover la disciplina. Este problema no solo ocurre en esta institución pues basado en las diferentes discusiones que AGENCIA mantuvo con alumnos de otras escuelas para indicar una problemática similar. (Checar el artículo escrito por estudiantes en este número).

2. Universidad Iberoamericana. Ibero

Los planes de estudio de la Universidad Iberoamericana definen su programa de la siguiente manera: “El programa de Arquitectura busca formar arquitectos capaces de proyectar, construir e implementar soluciones a las necesidades del habitar humano en los ámbitos arquitectónico y urbano, con un enfoque interdisciplinar dentro del marco de la ética, la sustentabilidad y la accesibilidad, para incidir positivamente en las condiciones de vida de nuestra sociedad a nivel local, nacional y regional.” (3)


En estos Planes de Estudio, la teoría se imparte junto con historia en el quinto, sexto y séptimo semestres. Lo cual es complicado pues es difícil establecer la relación entre ambas en términos de las persistencias, los cánones que siguen formando parte de la disciplina arquitectónica. Existe una materia llamada” Filosofía de la Arquitectura”, la cual al revisar esta materia parece ser la más prometedora pues es impartida en un momento en que los alumnos tienen mayor entendimiento de la disciplina.

3. Universidad Anáhuac.

La Universidad Anáhuac define al arquitecto de la siguiente manera: El arquitecto imagina, crea y construye edificios de acuerdo con las necesidades de las personas; también implementa soluciones estéticas con tecnologías constructivas contemporáneas para solucionar el hábitat humano en todas sus dimensiones. (4) 

En la Anáhuac la teoría se comienza a impartir en el quinto semestre bajo el nombre de: Teoría y Critica de la Arquitectura. En realidad, no es claro si tiene alguna relación con la enseñanza de las materias de Historia. Pero como única clase de teoría es poco.

Al revisar los mencionados planes de estudio se puede constatar que la teoría continúa en un papel secundario o complementario que, aunque se enseña en etapas formativas no parecen mantener en la conciencia del estudiante su importancia. Esto refleja una aplicación de manera independiente en cuanto a su papel histórico, pero carece de un enfoque de comunión con la parte práctica y aplicación de diseño, fomentando la figura del arquitecto constructor como la única con validez y reconocimiento.

 La teoría en las universidades no se imparte como una herramienta útil para fortalecer las capacidades y calidad de diseño de sus estudiantes, tampoco para la retroalimentación que permita valorar los resultados obtenidos, lo que se convierte en una carencia de pensamiento crítico y especulativo esencial en un profesional para la producción de un diseño que permita elevar la calidad disciplinaria. 

Siendo reiterativos con el área de oportunidad que se toca en este artículo, la revalorización de la teoría en la etapa de formación de un arquitecto es la manera para que lo profesionales concuerden con las realidades complejas a las que eventualmente se tendrán que enfrentar.

Para ello puede tomarse las siguientes tres consideraciones previas.  La primera;  que un proyecto debe corresponderse en dos capas mínimas (la social y de diseño) a las problemáticas que se plantea resolver para considerarse un proyecto de calidad, la segunda;  es que fomentar  la predominante imagen de arquitecto-constructor sobre otras áreas del quehacer arquitectónico, deja de lado la búsqueda personal-profesional en armonía con las verdaderas necesidades y demandas socio-culturales, y la tercera;  la importancia del trabajo intelectual por sí mismo, las herramientas cognitivas y sus capacidades para plantearse ontológicamente las relaciones de las partes y el todo. 

En otras palabras, existe una desvalorización crónica del diseño y su capacidad cognitiva disciplinaria, además de una disociación con las realidades socioculturales que afectan la perspectiva de superación personal-profesional, pues solo están basadas en el ejercicio de la ejecución de obra de autor como única opción meritoria, lo que favorece el estancamiento del que hoy debemos salir. 

Hablando de las consecuencias que esta dinámica tiene en la sociedad podemos observar una contradicción, en la que por un lado se reconoce el valor de objetos de diseño, un gusto, una estima e incluso, la asociación de estos objetos a valores personales, económicos, de género y hasta para el ejercicio de poder, y por el otro una percepción no homogénea del valor del proceso de diseño, no solo del trabajo manual que conlleva la fabricación, no refiriéndose por citar un ejemplo; “pagar el precio justo por una manualidad que llevo meses construir”, sino de un verdadero desconocimiento de la preparación, recursos humanos, recursos técnicos, años de estudio y valor de conocimiento para realizar traducción de pensamientos abstractos a lenguajes entendibles para lograr que un tercero, quien no es el prefigurador de la idea, sea capaz de participar en equipos multidisciplinarios para su realización.

Trascendentalmente este desconocimiento dialógicamente se permea a la academia, generando un círculo vicioso que provoca que cualquier disciplina proyectual, incluyendo la arquitectura, no sea considerada como equivalente e independiente a cualquier otra área del conocimiento humano, haciendo incluso difícil definirla entre el arte la técnica y la tecnología, lo que hace entendible que un arquitecto tenga poca agencia en la sociedad que habita.   

Para enfrentar el futuro desde la academia, sería muy importante la interrelación de las materias o de los cursos en una comunicación horizontal, en la cual, dichos cursos no deben ser confundidos e impartidos de manera aislada en una dinámica vertical hegemónica del maestro sobre el alumno ni el alumno sobre la institución, sino relacionados sobre el tronco de la enseñanza de la arquitectura que es el taller de diseño (o equivalente) de forma continua durante todos los niveles de formación, y de manera los suficientemente flexible para que la generación y el individuo pueda formar su bagaje de conociendo, conforme a la situación en la que se desarrolla lo demanda. Es importante evitar largos plazos de tiempo invertidos en adquirir conocimientos que no puedan ser aplicados después y evitar así mismo la sobre cualificación que impida a los profesionales ajustarse a las ofertas laborales. Esto tipo estrategia les podría permitir continuar con su carrera profesional hasta la verdadera trascendencia de conocimientos mediante la práctica y búsqueda personal de mejoría.

Se necesita un modelo que valide a las disciplinas proyectuales como la arquitectura, y que vuelva operativa su participación en equipos interdisciplinarios. Que unifique y equilibre todos los aspectos al alcance arquitectónico visualizándolo como un espectro amplio más allá de la construcción de edificios, que establezca a la arquitectura como tronco común de los criterios teóricos, tecnológicos, sustentables, constructivos y administrativos, para permitir resultados de proyectos más comprensibles para el arquitecto sobre las decisiones que ha tomado y armónicas con las tecnologías y técnicas de su aplicación. 

Esto podría cambiar a la larga la percepción de la disciplina desde la academia hacia el exterior como una manera de atender problemáticas complejas propias de la contemporaneidad y futuro de la raza humana, no por el hecho de conocer, por el hecho de tener la habilidad de pensar de forma especulativa para comprender y abordar las realidades múltiples y auto-gestadas socialmente.

Citas:

1.https://arquitectura.unam.mx/uploads/8/1/1/0/8110907/tomo_i__plan_de_estudios_2017_facultad_de_arquitectura.pdf

2. Ibid. p 67

3. https://ibero.mx/sites/default/files/05-arquitectura.pdf

4. https://www.anahuac.mx/mexico/2025/Lic/Folletos/Arquitectura.pdf


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