29 Sep

Inteligencia Artificial, o IA, es un tema que escuchamos con mucho mayor frecuencia conforme avanza el tiempo, que si bien el término fue acuñado a mediados del Siglo XX, podríamos decir que lleva apenas un par de décadas echando raíces en la cultura popular, donde los procesos acelerados de integración de la tecnología digital en nuestra vida cotidiana se dan debido al momento histórico en el cual nos encontramos, nos han llevado a interactuar con esta en una amplia gama de experiencias que percibimos ahora tan comunes y familiares que no siempre somos conscientes de esta situación, no lo cuestionamos y simplemente lo damos por hecho. 

Si eres una persona lo suficientemente curiosa, es posible que surjan preguntas como, ¿qué es la inteligencia artificial?, ¿cómo es que llegó a nuestras vidas?, ¿en dónde está?, ¿cómo que me afecta?, ¿cómo la reconozco?, ¿es cómo en las películas?, ¿estoy en peligro, me quitará mi trabajo?, ¿cómo me beneficia?, ¿ya está aquí?, ¿cómo es que no nos dimos cuenta? y posiblemente muchas otras más. 

Este texto es de carácter informativo e introductorio, por tal motivo abordaremos el tema desde una perspectiva en la que tú, como lector, puedas observarla en tu vida y cómo has estado interactuando con la IA desde hace tiempo. 

¿Qué es IA? gracias a la misma IA y al internet, tu mismo puedes buscar una definición bastante sencilla de asimilar que dice algo así: 

“En términos sencillos, Inteligencia Artificial (IA) se refiere a los sistemas o las máquinas que imitan la inteligencia humana para realizar tareas y que tienen la capacidad de mejorar iterativamente a partir de la información que recopilan.”   

Es importante aclarar que es una disciplina aún en formación, construcción y constante evolución, donde los nuevos desarrollos y descubrimientos están sucediendo casi todos los días, por tal motivo, tratar de encasillarle en una sola rama de aplicación, estaríamos limitando la observación de todo lo que está sucediendo, pero se encuentra ya presente en una gran cantidad de industrias. 

Debido a nuestros sesgos cognitivos y búsqueda constante de auto validación como el centro de todo lo que sucede en el mundo, usualmente buscamos asociar la Inteligencia Artificial con la Inteligencia Humana, esperando sea la primera un espejo de la segunda, buscando un comportamiento como el de un ser humano, que si bien hay ramas en concreto que buscan emular cierto nivel de esa capacidad interacción, en realidad sus aplicaciones y por lo tanto sus mecánicas son increíblemente variadas, siendo muy distintas a cómo funciona la del ser humano. 

Actualmente nos encontramos aún en proceso de estudiar y entender cómo funciona la inteligencia humana, la cual ha sido producto de millones de años de evolución como seres vivos, y donde otras disciplinas como la filosofía, la psicología y la neurociencia entre otras más, nos han permitido encontrar algunas respuestas que antes nos eludían sobre sus mecanismos, por lo que seguimos en ese proceso de auto descubrimiento y evolución en esta área de conocimiento, motivo por el cual, en este momento aspiramos a crear sistemas que la emulen, pero en el fondo debemos reconocer la naturaleza completamente diferente de la IA, la cual se basa en las máquinas, en sistemas lógicos-matemáticos y es donde se enfatiza importancia del verbo “imitan”, presente en la definición.

Cuando conceptualizamos, diseñamos y construimos las computadoras, sus sistemas y sus procesos, partimos de un principio básico de manipulación de electricidad dentro de un sistema lógico basado en matemáticas, con los cuales podíamos ejecutar tareas específicas esperando una serie de resultados concretos. Es decir, pasa corriente o no pasa corriente, mejor conocido como 1’s y 0’s o sistema binario, es la base de donde parten los sistemas eléctricos, electrónicos y computacionales; muy diferentes a los sistemas biológicos electroquímicos en nuestros cuerpos. 

Así como los seres humanos y los demás seres vivos en este planeta, desarrollamos algún mecanismo de comunicación para interactuar en nuestros grupos sociales y de supervivencia, también lo hicimos con las máquinas, siendo claro que ninguna persona en su vida cotidiana sabe cómo hablar en binario, por lo que se desarrollaron nuevas estructuras y capas de lenguaje; una intermedia con la cual, las máquinas se comunican con otras máquinas y uno con el que a través de este, los seres humanos podíamos interactuar con la computadora, darle instrucciones y programarle para que ejecutara una tarea en específico que nos resultara de utilidad (algoritmos). 

Requeríamos alguna forma de comunicarnos con ellas, operarlas, manipularlas con mayor facilidad para realizar una tarea eficientemente, tal y como lo llevamos haciendo desde que el ser humano comenzó a utilizar y desarrollar herramientas primitivas; un día pasamos de amarrar un palo a una piedra para convertirla en un martillo, siendo estas las piezas de tecnología más avanzadas que teníamos en ese entonces, para actualmente, hablar naturalmente con una pequeña bocina conectada a internet y pedirle que reproduzca nuestra canción favorita. 

Lo mismo sucedió con el fuego, la escritura, los libros, la máquina de vapor, los inodoros, el agua corriente en los baños, la electricidad, la bombilla incandescente, el apagador, el telégrafo, la radio, la televisión, el internet y otras tantas cosas que en estos momentos damos por hecho; las construimos, desarrollamos las formas más eficientes para interactuar con estas, y una vez asimilados por la sociedad, dejamos de reconocerlos como la mayor pieza de tecnología que tuvimos en su momento, y seguimos construyendo sobre las nuevas capas de complejidad que integrábamos en nuestras vidas. 

Al parecer, estar expuestos y familiarizarnos el tiempo suficiente con algo, es lo mínimo requerido para normalizarlo e integrarlo en nuestras vidas, pero a diferencia de la forma en que usábamos las computadoras hace apenas unos 10 años, nos encontramos en una intersección o un parteaguas en el caso de la IA con la que hemos dado un paso más allá, el cual ha sido significativo por la combinación de varios elementos, como la versatilidad para programar un sistema computacional actual, la expansión del uso de internet, la hiperconectivad en la que hoy vivimos inmersos, lo accesible que se ha vuelto la tecnología digital para la mayoría de las personas y la cantidad masiva de datos que producimos y compartimos en línea, han propiciado las condiciones para que no únicamente programemos una tarea específica para ejecutar en una computadora y sea repetida una infinidad de veces, sino también que con cada repetición, cada iteración, conforme se exponga a más tareas, circunstancias y entornos, pueda aprender de estos mejorando exponencialmente, una situación que abre las posibilidades como nunca lo habíamos experimentado. 

Pero ¿cómo aprenden las computadoras? 

Machine Learning y Deep Learning son algunos de los procesos por medio de los cuales aprende una máquina, los cuales consisten básicamente en alimentar sus sistemas de cantidades masivas de los datos que se desea aprendan, por ejemplo, si quieren que aprender sobre cómo se ve un gato, se les dan una enorme cantidad de fotos y videos de gatos, para ser descompuestas e identifiquen los elementos y patrones dentro de la imagen que identifican las características de un gato. 

Una de las aplicaciones más conocidas es el reconocimiento de imágenes, lo puedes comprobar cada fotografía que tomas con tu smartphone y reconoce los rostros, cuando una red social te sugiere la etiqueta de una persona en una fotografía que acabas de subir, cuando usas esos filtros de gato o para envejecer, son formas en las que se ha aplicado la IA y aprendió gracias a la masiva cantidad de información que compartimos en línea.

Otro es su aplicación en la robótica y no nos referimos únicamente a esos robots parecidos a los humanos o animales, sino que también están presentes en bodegas, cocinas, aspiradoras domésticas, drones, maquila y otras industrias con tareas repetitivas que pueden hacerse en menor tiempo y a menor costo con robots que aprendan y mejoren mientras más veces realizan una tarea. 

También están en el reconocimiento de sonidos y de voces, aplicaciones como Shazam o las de toma de dictado son un claro ejemplo, que van más allá, debido a que existen IA que pueden generar música por si solas, gracias a que aprendieron de las cantidades enormes de sonidos, estilos y piezas musicales en línea. 

El reconocimiento de lenguaje es otro de los más notorios, que los podemos apreciar en los ya tan comunes bots de servicio al cliente de muchas compañías, que, si bien unas son muy notorias, te sorprendería saber cuántas intervienen al interactuar con estas, se vuelve indistinguible si te comunicaste con un humano o con una máquina. Los servicios de traducción en línea ya han superado al ser humano promedio en cuanto a la precisión del uso del lenguaje, sin mencionar los sistemas de auto complemento de texto al escribir un correo electrónico. 

O puedes ya escribir unas cuantas palabras y una inteligencia artificial puede escribir un texto completo sobre el tema. 

Los desafíos de aplicar la inteligencia artificial en el desarrollo de ciudades latinoamericanas como Guadalajara en México o Lagos en Nigeria ya no se pueden ignorar. Por ejemplo, las megaciudades asiáticas enfrentan el desafío de la creciente congestión del tráfico, que ha alcanzado niveles en los que la conducción autónoma podría ser una solución práctica.   

De hecho, los planes para crear sistemas para recopilar y analizar datos en tiempo real sobre la congestión del tráfico o la contaminación del aire han comenzado a tomar forma. El objetivo es facilitar la toma de decisiones sobre la mejor forma de afrontar situaciones como los atascos de tráfico. El Programa de Movilidad Inteligente de Lagos ya ha comenzado con proyectos como Link, un proyecto piloto de vehículo eléctrico autónomo, y el Sistema de Gestión del Tráfico en la Zona Costera, para monitorear tanto el flujo de tráfico como los niveles de contaminación.  

El desafío no es solo sobre la congestión del tráfico, sino también sobre el diseño de soluciones integradas para abordar la congestión y la contaminación. Como explica Suresh Narayanan, profesor asociado en el Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Texas en Dallas.     

Los tres párrafos anteriores fueron escritos completamente con Inteligencia Artificial, y muestro las siguientes capturas de pantalla como evidencia:

Sin duda la capacidad de simular fluidamente la escritura de un ser humano está más que probada, aunque de momento parecer carecer de algo fundamental en comparación al ser humano; la intención de escribir con un propósito meramente subjetivo y egoísta, ya que, al dar las primeras frases, se alejó por completo de lo que tenía por intención escribir, en cambio, escribió sobre lo que tenía más información en sus data sets y lo que tenía acceso. 

Por otro lado, ahí si se parece mucho al ser humano, porque solo somos capaces de expresar o crear a partir de lo que conocemos o hemos sido expuestos en algún momento de nuestras vidas. Hecho que ya está comenzando a suceder con nuevos variables y redes neuronales, a través de las cuales son capaces de interpretar una imagen, un video, o un contexto, desde la perspectiva o campo en el cual han sido entrenada esa IA en particular. En el ser humano les llamamos “sesgos cognitivos” o “filtros de realidad”. 

Otro sector que en particular le ha sacado un jugoso provecho al uso de la IA es el de los market places en linea, donde el ejemplo más imponentemente notorio de este lado del mundo es Amazon y en oriente Alibaba con todas sus filiales y diversificación de servicios. 

Los servicios de streaming transformaron la forma en que consumimos entretenimiento, las plataformas educativas abrieron un mundo de posibilidades para aprender cosas nuevas, y si tienes la edad suficiente, ¿te has preguntado cuantas veces has ido al banco y hecho fila en el último par de años a comparación de hace 10?

Las fintech potencializadas por sistemas de AI están cambiando la forma en la que nos relacionamos con el dinero y los recursos, donde sistemas como el blockchain y las cryptomonedas están trastocando los sistemas económicos mundiales, bolsas de valores y desplegando nuevos caminos en la economía no creíamos posibles. 

Sin duda han cambiado por completo la forma en la que consumimos bienes y servicios, y como estos han transformado situaciones tan comunes en nuestra vida, que nuestras rutinas y hábitos en las ciudades también han sido modificados, la manera en que nos movemos con las plataformas de viajes bajo demanda, o las plataformas de repartición, y como es casi ya un hábito que al momento de salir de un lugar, revisemos el tiempo que haremos para llegar a nuestro destino a través de las plataformas de mapas. 

Todo esto se encuentra potencializado, influenciado, basado o enfocado con algún tipo de sistema o proceso de inteligencia artificial. 

Estos son apenas algunos ejemplos que podemos observar en nuestro día a día, pero la lista puede seguir y es posible profundizar aún más en el tema, pero el propósito de este texto introductorio era el de mostrarte como utilizamos la IA sin mayor fricción que la que tenemos con un ser humano. 

Nos encontramos en un momento de la humanidad increíblemente interesante en este sentido y nos aproximamos velozmente a un punto donde algunos aspectos de nuestras vidas serán indistinguibles o inseparables de la IA. Claro que aún hay mucho camino por recorrer y tratamos de enfocarnos en los ejemplos de mayor exposición y positivos. 

Un recordatorio importante es que la evolución y la tecnología son amorales, y que sean buenas o malas para alguien, depende del uso que le demos y que tan presentes tengamos nuevos principios éticos alrededor de estas temáticas, ya que habrá situaciones tan complejas donde será increíblemente difícil discernir en cuanto a la moral aplicable, estando parados en un territorio gris y desconocido, al cual solo podremos apelar al contexto, aceptar nuestras limitaciones, lo que sabemos, lo que hicimos con lo que pudimos y teníamos en ese momento, el resto es caminar hacia adelante llenos de curiosidad para probar nuevas experiencias.

Acerca de Autor

 

Juan Ponce Briseño, arquitecto graduado del ITESO en 2006, Fundador y Director General de “Laboratorio de Tecnología Urbana S.C.” (LTU), una empresa dedicada a proyectos para el cambio sistémico por las mejores ciudades para vivir; especializado en proyectos de accesibilidad integral, movilidad urbana, espacio público, diseño urbano y análisis de información. 

Ha participado en proyectos como el Plan de Movilidad No Motorizada para el AMG, Zonas 30, Tranvía de Zapopan, Macrobus, Manual de Imagen Urbana para Guadalajara, Metro Cable de Caracas, Reglamento de Desarrollo Urbano para el AMG, Miembro de Foro Com:Plot, Consultor para ONU HABITAT en el Programa de Ciudades Prosperas, Conferencista invitado al congreso FOVUS Networks for Mobility en Stuttgart, Alemania, y para la “Transport Week 2018, Big Data and its application to transport infastructure” del BID en Miami. Se ha expuesto su trabajo en la Bienal de Venecia 2016. Actualmente desarrolla junto con un equipo multidisciplinario “LTU - City Tools”, un proyecto de smart cities y open data, y “Ruta eseOese”, proyecto para conectar migrantes con oportunidades por medio de Big Data.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.